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El Patio de mi Casa es particular para los niñ@s porque es un lugar dónde divertirse, dónde sentirse como en casa, un lugar lleno de juegos y juguetes para compartir con otros niñ@s como él/ella. Y también un lugar dónde aprender un montón de cosas nuevas sobre el mundo que les rodea.


El Patio de mi Casa es particular para las familias porque es un lugar dónde dejar a sus hij@s cuando tienen que ir a trabajar o cuando necesitan tomarse su tiempo. Es un lugar que les da tranquilidad y confianza porque saben que sus hij@s están bien atendidos, se lo pasan bien y aprenden. Es además un lugar dónde ell@s mismos pueden aprender valiosos trucos para crecer junto a sus hij@s.



lunes, 3 de octubre de 2011

CUANDO ”SIEMPRE“ QUIEREN NUESTRA ATENCIÓN...

¿Cuántas veces hemos caído en comprarle cosas a nuestros niños para que se
”queden tranquilos“? ¿O los hemos enchufado a la tele, o pasado un juguete
supersónico que los mantiene “embobados“...?
Y es que los niños deben “dar guerra“, pues necesitan expresarse. Crecen y
quieren “sentirse“. Y se “sienten“ expresándose. De la manera que sea: gritando,
llorando, corriendo, hablando, preguntando, pidiendo, moviéndose…
Nosotros, como adultos, podemos regular nuestro “querer expresarnos“ de
distintas maneras y sabemos controlar esos deseos y posponernos. Los niños
no. Y es necesario que sea así. Que se expresen lo que quieran y cómo quieran.
Luego, de mayores, les será más fácil expresar lo que quieren y lo que no, los
sentimientos, los deseos... Cosas que a nosotros, como adultos nos cuesta,
porque nuestros padres nos “enseñaron“ a callar.
Hablando de “nuestros padres“, podemos hacer una comparación entre las
distintas generaciones de padres: A la de nuestros padres se les enseñó a callar,
a “portarse bien“, a no llorar, a estar quietos, la mayoría de las veces a través del
castigo o la amenaza. El famoso “¡porque lo digo yo!“ o “estate quieto, eh? Que
si no...“
Una generación después hizo lo mismo, pero no a través del autoritarismo o la
amenaza, sino que comprando cosas a los niños, para mantenerlos quietos. Y
venga a darles algo para que se “mantengan“ entretenidos y así no molesten. Al
final, terminamos haciendo lo mismo que los padres de nuestros padres:
queremos que nos dejen tranquilos. Nos cansan.
¡Pero es que los niños también quieren estar tranquilos! (no pueden estar las 24
horas del día sin parar). Y si están “inquietos“ luego de haber ido al cole, al
parque, corrido, comido, dormido, jugado (en fin, todo lo que suelen hacer) es
porque nos necesitan. Piden nuestra atención. Y nosotros volvemos a
equivocarnos dándoles la atención con un juguete supersónico que los dejará
tranquilos. Ellos quieren que estemos presentes. Somos nosotros que no
queremos estar presentes, porque no nos “apetece“ ponernos a jugar con un
“crío” de 2 años...
Pero si les damos esa atención todos los días, un ratito, bajará la tendencia a
pedirla a cada rato. Como ya he dicho, a los niños también les gusta estar solos,
aburrirse, que es como ellos empiezan a ser creativos. Cuando les dedicamos un
tiempo a ellos, jugando a lo que a ellos les apetece, y vuelven otra vez, se les
puede explicar: “Mamá ya ha jugado contigo, hemos hecho un puzzle deReforzar (¡siempre reforzar!) ¡Muy bien, María!
animales, hemos leído el cuento de los conejitos y hemos pintado una flor
amarilla y otra azul“ (hablar, ¡siempre hablar! describirle lo que hacemos y
hemos hecho! Que es como ellos internalizan el lenguaje y lo conectan con las
imágenes). “Ahora mamá quiere hablar con papá y tú tienes muchos juguetes
en tu habitación y puedes jugar sola“.
Qué diferente es eso que decir: “María, deja ya de ser tan pesada, hombre por
Dios!“. Aquí el mensaje es contradictorio y confuso. Yo quiero jugar con mamá
y mamá se enfada, ¿porqué? ¿Si antes jugábamos y no se enfadaba?
O el plan B: enchufarles el juguete supersónico o a la televisión. ¿El mensaje?
Mira María, la televisión te hace más caso que yo.
A demás... la película o el juguete ya se lo sabrán de memoria, y al poco rato
volverán, ¿entonces qué hacemos? Enchufarles a otra película o darles de comer
algo que los mantenga “entretenidos”.
En cambio, si les explicamos, ellos habrán entendido el verdadero mensaje.
Ellos saben que los papás no son niños y que no siempre quieren jugar. Si hasta
ellos mismos hacen la distinción: todos los adultos son “papás“ y todos los
niños son “niños“ (o “nenes”, en lenguaje más infantil).
Tienen que aprender a reconocer que hay momentos para todo. Pero para
entenderlo, necesitan que se les diga. Se les ha de que explicar (aunque su
vocabulario es corto, entienden mucho más de lo que nosotros creemos). Se
irán a su habitación a jugar y volverán al cabo de un rato (muy corto,
seguramente). ¿Y entonces?
¿Ya has hecho el puzzle otra vez? ¿No quieres ir ahora a poner a dormir a
“Osito“? Seguro que está muy cansado y quiere que lo vayas a acostar...“
María irá otra vez a su habitación, jugará con “Osito“ (o lo que le salga en gana)
y volverá... Y así varias veces. Pero es lo que necesitan: Ir y volver. De esta
manera aprenden a estar solos, pero con los padres cerca. Se “recargan“ viendo
a mamá que le habla, que le ha dicho que ha hecho algo bien (y el niño lo sabe),
ha obtenido una pequeña cuota de atención, y se pueden ir solos otra vez para
volver cuando “quieran“ (diría más bien “necesiten“) la atención de nuevo.
No es bueno que mamá o papá esté siempre a su disposición, pues no les
transmitimos bien el mensaje, pero sí hay que pensar: ¿cuánto tiempo he
pasado hoy con él/ella? ¿He estado realmente presente mientras jugábamos?
Muchas veces creemos que estamos jugando, pero nuestra cabeza está en el
trabajo o en la comida que vamos a cocinar. Ellos lo notan y es cuando
empiezan a demandar más atención. (Otra cosa que no hay que olvidar: los
niños no son tontos). Por mucho que nosotros “hagamos“ que estamos jugando
con ellos, ellos se dan cuenta. Si les damos ese rato (una hora más o menos)
diario, exclusivo para ellos, luego podremos decirles con autoridad “ahora no,
ya hemos jugado tú y yo“.
Así aprenden a estar solos y a tener a los papás contentos. Saben que han hecho
algo bien y eso les refuerza su autoestima (nunca olvidar lo importante que es
la autoestima para su futuro). Llegará un momento en que los espacios de ir y
volver se harán más largos, porque no tendrán la angustia de que mamá y papá
no están, o están enfadados... Y se darán cuenta de lo divertido que es también
estar a solas en la habitación, con “Osito“, con el puzzle de los animales, el
cuento de los conejitos...
Por supuesto que no es fácil, especialmente para los padres trabajadores y
aquellos que tienen a más de un hijo. Pero nosotros somos los adultos, somos
los “maduros”. Los niños no tienen que ser “nuestros padres” y entender a la
primera de que estamos cansados y que en ese momento no queremos jugar
con ellos. No debemos buscar la “comprensión” en nuestros hijos, sino que al
revés. Ellos necesitan de nuestra comprensión. ¿A quién le gusta que no le
hagan caso? ¡Si también nos ponemos tristes si no la recibimos!
Y el caso es que ellos se nutren de nuestro contacto, de nuestra presencia y
atención. Por ello, vale la pena hacer el esfuerzo diario. Con los niños hay que
pensar a futuro, y a futuro nos lo agradecerán primero ellos, porque sabrán
jugar solos y también nosotros, porque podremos disfrutar de estar solos.
Claro, las conversaciones de papá y mamá serán un poco interrumpidas, o
entrecortadas. Pero los dos lo sabemos. Hemos tenido un hijo y ya no somos
sólo dos, por lo tanto, siempre habrán interrupciones. ¡Benditas interrupciones,
que nos muestran la bonita familia que somos!
Loreto B. Gala
Psicóloga.

domingo, 2 de octubre de 2011

Su tarjeta de presentación es una clara declaración de intenciones .."En la vida hay dos tipos de problemas: los que se pueden superar y los que no existen".

La psicóloga Loreto B.Gala  se une al equipo de El Patio de mi Casa. En compañía de Nerea Urbieta complementara las clases de yoga para embarazadas, ofreciendo terapias grupales para atender la necesidad emocional de las futuras madres, prevenir posibles dificultades en el postparto, aprender a desarrollar el sentido materno y aprender a conocer a nuestros bebés..."La vida cambia radicalmente en un antes y después, y hacerlo consciente nos previene de futuros conflictos entre el rol de madre y de mujer."
Loreto también ofrece sesiones de Counseling (asesoramiento psicológico) para padres con hijos con dificultades escolares. A estos padres les da apoyo psicológico a través de la comprensión del problema, buscando la causa y sobretodo focalizándo en cómo resolverlo. Generalmente, los problemas escolares guardan relación con las familias, por lo que se les presta atención a ellas, a los padres y al niño, como un sistema
 en el que están inmersos y que probablemente hay que mejorar.